Jorge, el tortugo que fue liberado tras 40 años en cautiverio, ya llegó a Brasil

El seguimiento de su recorrido de más de 1.300 kilómetros hacia las costas de Porto Alegre fue posible gracias a un transmisor satelital y brinda información inédita sobre una especie en conservación y abre nuevas puertas a la ciencia.

Actualidad12/05/2025Victoria DiumenjoVictoria Diumenjo
Tortugo Jorge
Tortugo Jorge

Desde su liberación hace un mes, el tortugo Jorge no deja de sorprender. “Este es un hecho histórico con pocos precedentes en el mundo”, expresó Ulpiano Suarez, intendente de la Ciudad de Mendoza, el municipio que lideró el operativo para reinsertar a Jorge en su hábitat natural, el mar, tras haber vivido cuatro décadas en cautiverio.

La liberación del tortugo se realizó el pasado 11 de abril, en un operativo que involucró a diversas instituciones y profesionales especializados. Hoy, gracias al transmisor satelital colocado en su caparazón, se sabe que Jorge ya ha recorrido más de 1.300 kilómetros y continúa su rumbo hacia el norte, siguiendo las corrientes y temperaturas del océano.

“Con más de 1.150 kilómetros recorridos, Jorge nos demuestra una vez más la importancia de trabajar juntos, buscando siempre el bienestar, en donde el esfuerzo y respeto son los cimientos para construir un futuro mejor”, destacó también Suarez.

La información más reciente sobre Jorge provino del centro de monitoreo ubicado en Mar del Plata, donde científicas del CONICET y del Museo Argentino de Ciencias Naturales realizan el seguimiento del animal. “Mínimo, ya lleva 1.300 kilómetros. Está a unos 2.400 kilómetros de Salvador de Bahía, el lugar del que creemos que proviene”, explicó Mariela Dassis, una de las investigadoras a cargo.

Conocer mucho más que su ubicación

El seguimiento satelital no sólo permite conocer la ubicación de Jorge, sino también estudiar su comportamiento. Según las biólogas Dassis y Laura Prosdocimi, este caso es único: es la primera vez que se puede seguir a un tortugo macho, y además uno que ha estado tanto tiempo en cautiverio. La mayoría de los estudios anteriores con satélites se hicieron con tortugas hembras.

El transmisor satelital, que posee un sensor de conductividad y humedad, se activa cuando el animal saca el caparazón fuera del agua. Su batería, sin embargo, tiene una duración estimada de entre cuatro y ocho meses. Las especialistas advierten que, si en algún momento se pierde la señal, no necesariamente significa que algo malo ocurrió con Jorge. “Si en algún momento la comunicación se corta, eso no quiere decir que a Jorge le fue mal. Es simplemente que ya no nos comunicamos y nos vamos a amargar, pero seguro él sigue bien”, aclaró Prosdocimi.

Mientras tanto, Jorge sigue su camino y, sin saberlo, está aportando datos valiosísimos para la ciencia y la conservación marina. “Jorge nos da el regalo de informarnos y de permitirnos estudiar una especie que está con problemas de conservación”, concluyó Dassis.

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